Cómo nos gusta correr por la montaña pero qué mal lo pasamos a veces cuando llega una cuesta con mucha inclinación… ¿Verdad? Tanto si es de subida, donde la mayoría de nosotros no puede permitirse correr y opta por andar, como si es de bajada y el terreno es abrupto hasta el punto de hacernos bajar casi de puntillas